¿Podría llegar alguien a ese sitio en el que me meto varias veces al día, y sacarme? Aunque sea un ratito, como si fuera un perro que está a gusto en su cojín, dormitando, y de repente es arrastrado al frío de la calle, porque no hay más tiempo... con correa. O sin ella. O cogiéndome de la mano, y sonriéndome un poco.
No sé. A veces me paro a pensar, y por mucho que pase el tiempo... todo sigue igual.
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